Para que tú me oigas,
voy a silbar al viento,
voy a soplar al cielo
lo que por ti siento.
Para que tú me oigas,
voy a susurrar suspiros
que lleguen a tus labios,
y susurres en los míos.
Para que tú me oigas,
voy a gritar al silencio,
a las llamas del crepúsculo,
a mis días de lamentos:
que quiero vivir tu amor
hasta que hiele el infierno.
Para que tú me oigas,
voy a decir… ¡te quiero!,
sin poder evitar:
que en tus ojos de verano
se quemen mis ojos de invierno.
Para que tu me oigas:
Te voy a… mirar